Hace
dos meses Mons. Fellay debió enfrentar a los decanos del distrito de Francia
que rechazaron públicamente las disposiciones liberales previstas por Menzingen
y Roma para la administración del sacramento del matrimonio en el seno de la
tradición. Una carta pública oponiéndose a estas disposiciones recogió casi 700
firmas en algunas semanas. Los numerosos comentarios mostraron la exasperación
de los fieles frente a las intrigas del actual superior de la FSSPX. Para
tratar de salvar su negociación y su autoridad, Mons. Fellay castigó a los
sacerdotes recalcitrantes con sanciones muy duras.
A
pesar de los múltiples actos de vasallaje del Obispo suizo, le dieron una ducha
fría. El Cardenal Müller puso fin a las negociaciones. No a la regularización
sin una adhesión plena y completa al concilio Vaticano II: cada miembro de la
FSSPX deberá primeramente hacer la profesión de fe de 1988, en segundo lugar
deberá aceptar explícitamente las enseñanzas del concilio Vaticano II y del
período posconciliar y en tercer lugar, deberán reconocer no solamente la
validez sino también la legitimidad de la nueva misa y de los sacramentos de
Vaticano II.
Este
29 de junio, tomando la palabra después del desayuno de las ordenaciones en
Ecône, Mons. Fellay habló de un “garrotazo” y dio a conocer su decepción: “es
como en el juego de la oca. Casi llegábamos al final y hemos caído de la
casilla: regreso a la casilla de inicio. He aquí que todo se ha venido abajo,
es necesario recomenzar de cero”.
¿Todo
para esto? La oca debe desconfiar de los zorros. La reacción brutal del
Cardenal Müller, que viene después de largos años de negociaciones más o menos
secretas, dice mucho de los compromisos de Mons. Fellay durante este juego de
la oca…
Mons.
Fellay ya no tiene la confianza de muchos de sus sacerdotes y numerosos fieles.
Ahora es desairado por Roma. Su plazo expira el año próximo…
Michel
Lefranc