Fuente (extracto)
La idea de esta obra nació con algunas conferencias sobre el liberalismo dadas a los seminaristas de Ecône. El fin de esas conferencias era instruir a esos futuros sacerdotes sobre el error más grave y más nocivo de los tiempos modernos y permitirles formarse un juicio conforme a la verdad y a la fe sobre todas las consecuencias y manifestaciones del liberalismo ateo y del catolicismo liberal.
Los católicos liberales introducen los errores liberales en el interior de la Iglesia y en las sociedades todavía algo católicas. Es muy instructivo volver a leer las enseñanzas de los Papas al respecto y comprobar el vigor de sus condenaciones. Es de gran valor recordar la aprobación de Pío IX a Luis Veuillot, autor del admira- ble libro L’Ilusion Libérale [La Ilusión Liberal], y la del Santo Oficio al del Padre Félix Sardá y Salvany El Liberalismo es Pecado. ¿Qué habrían pensado esos autores si hubieran comprobado, como nosotros hoy, que el liberalismo es rey y señor en el Vaticano y en los episcopados? De allí la urgente necesidad, para los futuros sacerdotes, de conocer este error. Pues el católico liberal tiene un falso concepto del acto de fe, como bien lo muestra el Padre Sardá (Cap. VII). La fe no es ya una dependencia objetiva de la autoridad de Dios, sino un sentimiento subjetivo, que, en consecuencia, respeta todos los errores y especialmente los errores religiosos. Luis Veuillot en su Cap. XXXIII muestra bien que el principio fundamental del 1789 es la independencia religiosa, la secularización de la sociedad y en definitiva, la libertad religiosa.
Y mientras se llevaba a cabo este trabajo, cumplíase en Asís la más abominable manifestación del catolicismo liberal, prueba tangible de que el Papa y aquellos que lo apoyan tienen una falsa noción de la fe, noción modernista, que va a sacudir todo el edificio de la Iglesia. El Papa mismo lo anuncia en su alocución del 22 de diciembre de 1986 a los miembros de la Curia. A fin de guardar y proteger la fe católica de la peste del liberalismo, este libro me parece llegar muy oportunamente, haciéndose eco de las palabras de Nuestro Señor: “Aquel que crea será salvo, aquel que no crea se condenará”; es esta fe la que el Verbo de Dios encarnado ha exigido a todos si quieren ser salvados. Ella causó su muerte, y siguiendo su camino, la de todos los mártires y testigos que la han profesado.
Con el liberalismo religioso, no hay más mártires ni misioneros, sino liquidadores de la religión, reunidos alrededor de la pipa de una paz puramente verbal. Lejos de nosotros ese liberalismo sepulturero de la Iglesia católica. Siguiendo a Nuestro Señor llevemos el estandarte de la Cruz, único signo y única fuente de salvación.
Ecône, 13 de enero de 1987 en la fiesta del Bautismo de Nuestro Señor
+ MARCEL LEFEBVRE