PÁGINAS

viernes, 12 de agosto de 2016

SUPERIOR DEL DISTRITO DE SUIZA: HAY QUE SEGUIR CIEGAMENTE A MONS. FELLAY


FUENTE (Extracto. El énfasis en negrita es nuestro)
Con el fin de reflexionar con serenidad sobre los trastornos actuales, Mons. Fellay convocó la treintena de superiores en Anzère. Los hechos se suceden en la Iglesia pero no son semejantes: ¡del elogio a la fidelidad de los concubinos, se pasa a la autorización de confesar para la Fraternidad! Como si ustedes tomaran una dirección con su automóvil pero no dejaran de cambiar de dirección. ¿Es para cubrir sus huellas? ¿Es una forma de locura que inspira tal actuar?
A nadie le apetece demasiado subir a este vehículo, esto provoca un verdadero temor. La perspectiva de los acuerdos con las autoridades romanas provoca una real angustia. Por lo tanto, es posible que la cuestión se plantee de otra forma, pues Roma se muestra dispuesta a otorgarnos otro vehículo para trazar la ruta por nosotros mismos. Y allí es menos fácil negarse absolutamente. ¡La gran y tal vez única dificultad es de saber si el Espíritu Santo quiere que nosotros tomemos o no este medio! Porque, ciertamente, podemos continuar a pie, y si es más lento es igualmente menos peligroso. Pero no todos pueden utilizar sus zapatillas: todos aquellos a quienes la vida ha vuelto más o menos incapaces.
El objetivo es claro para nosotros: a cualquier precio nosotros queremos permanecer en los tesoros de la Iglesia, pero dudamos si ir a pie o tomar el autobús. Allí es capital entender que es al jefe a quien le corresponde decidir, pues él es quien conduce. Si él decide ir tranquilamente a través de los bosques y los paisajes, iremos con él. Si toma los mandos del autobús, iremos atrás de él.
Me parece que esto puede ser afirmado con fuerza, que el Espíritu Santo espera esto de todos nosotros: vernos como un solo hombre detrás de aquél  que Él ha escogido para conducir el combate de la Tradición. Si ya no creemos en esto, verdaderamente no sé cómo vamos a poder salir adelante.
Nosotros estamos alineados detrás de Mons. Fellay y hemos escuchado sus voluntades de fijar la ruta sobre el sacerdocio, tal como lo quiso nuestro venerable fundador. La fe es nuestra estrella polar, pero el sacerdocio sigue siendo lo que da la estabilidad a nuestra marcha hacia adelante.
Por cierto, ustedes pudieron escuchar esto en la pradera de Ecône en el comunicado del Superior de la Fraternidad el día de las ordenaciones.
P. Henry Wuilloud