CIERTOS TEXTOS CONCILIARES PUEDEN SER
OBJETO DE “DISCUSIÓN” CON LA FSSPX, SEGÚN EL VATICANO.
Algunos días después del encuentro entre el papa Francisco y el superior
de la FSSPX, Mons. Guido Pozzo, secretario de la comisión Ecclesia Dei, indicó
que los “documentos del Concilio Vaticano II (debían) ser acogidos según el
grado de adhesión requerido”.
La aceptación de los textos sobre las relaciones con las otras religiones
no constituye un pre-requisito para el reconocimiento jurídico de la sociedad
lefebvrista y algunas cuestiones podrán permanecer “objetos de discusión y de
clarificación”, le precisó a La Croix.
El encuentro, el 1º de abril, entre
el papa Francisco y Mons. Bernard Fellay, líder de los lefebvristas, se inscribe
“en el contexto de la marcha de la FSSPX hacia la plena reconciliación, que
ocurrirá con el reconocimiento canónico del instituto”, indicó a La Croix Mons.
Guido Pozzo, secretario de la comisión Ecclesia Dei, que se ocupa de las
relaciones con la Tradición en el seno de la Congregación para la doctrina de
la fe.
“En este momento, es sobre todo importante el
contribuir a crear un clima de confianza (…) para sobrepasar la radicalización
y la desconfianza, que pueden ser comprensibles después de tantos años de
distancia y de fractura”, continuó Mons. Pozzo, asegurando querer “disiparlas”
para reencontrar “las razones de la unidad y de la promoción de la integridad
de la fe católica y de la Tradición de la Iglesia”.
Diferentes grados de adhesión requeridos
Para el responsable de las
discusiones con la FSSPX, conviene recordar los tres puntos esenciales que
hacen de una persona un católico: “la adhesión a la profesión de fe, el lazo de
los sacramentos, y la comunión jerárquica con el papa”. Esto es lo que
contendrá la Declaración doctrinal “que
será sometida a la adhesión de la FSSPX en el momento oportuno”.
“En lo que concierne al concilio Vaticano II,
el trayecto recorrido en las conversaciones de los últimos años, han conducido
a una clarificación importante: el concilio Vaticano II no puede ser
comprendido de manera adecuada más que en el contexto de la Tradición entera de
la Iglesia y de su magisterio constante”, precisó Mons. Pozzo.
“Las afirmaciones de las verdades de fe y de
doctrina católica segura contenidas en los documentos del concilio Vaticano II
deben ser acogidas según el grado de adhesión requerido”, continúa el obispo
italiano, que reitera la distinción entre el dogma y ciertos decretos o
declaraciones que contienen las “directivas de la acción pastoral, las
orientaciones y sugerencias o exhortaciones de carácter práctico-pastoral”,
como notablemente es el caso de Nostra Aetate, abriéndose al diálogo con las
religiones no cristianas.
No hay obstáculo para el reconocimiento canónico
Éstos “constituirán, incluso después
del reconocimiento canónico, un tema de discusión y de profundización en vista
de una mayor precisión, con el fin de evitar los malentendidos o equívocos que,
nosotros lo sabemos, están extendidos en el mundo eclesial actual”.
“Las dificultades que plantea la FSSPX
respecto a las cuestiones de la relación Iglesia-Estado y de la libertad
religiosa, de la práctica del ecumenismo y del diálogo con las religiones no
cristianas, de ciertos aspectos de la reforma litúrgica y de su aplicación
concreta, siguen siendo objeto de discusión y de clarificación, agregó Mons.
Pozzo, pero no constituyen un obstáculo para el reconocimiento canónico y jurídico
de la FSSPX”.
Se le pide a la FSSPX “aceptar que el
magisterio de la Iglesia sea el único a quien está confiado el depósito de la
fe para ser conservado, defendido e interpretado”. “Yo creo que esta
clarificación puede constituir un punto fijo para la FSSPX”.
El Preámbulo doctrinal presentado en
2011 bajo Benedicto XVI a la FSSPX correspondía a esto pero fue rechazado.
Marie Malzac