MONS. SCHNEIDER CONCELEBRANDO EL RITO BASTARDO
Fuente (Traducción del sitio Secretum Meum Mihi).
(...) aquí están algunas aclaraciones sobre la cuestión de la
Fraternidad San Pío X:
1.
No he dicho que no hay razones que pudieran obstaculizar el reconocimiento
canónico de la Fraternidad San Pío X, pero dije más cautelosamente “Que yo sepa
no hay razones de peso”.
2.
No he dicho que la actual situación canónica de la Fraternidad San Pío X está
bien. Lo contrario, debido a su status no canónico es necesario que reciban el
reconocimiento por parte de la Santa Sede.
3.
Dije que la Fraternidad San Pío X debería ser recibida como son, mientras
tanto. Mi pensamiento es éste: por razones pedagógicas y pastorales deberían
ser aceptados como son mientras tanto, para con el tiempo corregir aquellas
cosas que tienen que ser corregidas en la FSSPX.
4.
Nunca dije que apoyo las posiciones de la Fraternidad San Pío X sobre el
Concilio Vaticano II. Yo sólo dije que hay en ambos lados, i.e., la Santa Sede
y la FSPPX una sobreevaluación y sobreestimación del Vaticano II, sin embargo,
en puntos de vista opuestos. La pregunta es la medida correcta, es decir, debemos
tener una estimación y una buena evaluación del Vaticano II, pero no de una
manera exagerada. No tenemos que hacer del Vaticano II un Concilio aislado de
todos los concilios anteriores o una especie de superconcilio.
5.
Esta es la tragedia de la historia, que en tiempos confusos como este en
nuestro tiempo, las fuerzas del bien en la Iglesia, que quieren restaurar la
verdadera fe y culto Divino a menudo se pelean una contra otra, en detrimento
de la verdadera renovación y para alegría de los enemigos fuera y dentro de la Iglesia.
6.
Por supuesto, la FSPPX tiene que hacer sus críticas con más respeto hacia la
suprema autoridad de la Iglesia y tiene que evitar expresiones y juicios
incorrectos y exagerados. Uno tiene que actuar con el principio “veritatem
facientes in caritate” (defender la verdad con amor). Esto a menudo se lo dije a los representantes de la FSSPX.
7.
Uno tiene que tener suficiente honestidad intelectual y objetividad como para
admitir que la Fraternidad San Pío X hace alguna crítica teológica de algunas
afirmaciones no estrictamente dogmáticas en los textos del Concilio Vaticano II
y de algunos documentos postconciliares, que tienen que ser tomadas en serio.
Infortunadamente a su crítica le falta a veces la debida forma respetuosa. Sin
embargo, algunas objeciones teológicas de la Fraternidad San Pío X pueden ser
una contribución constructiva para una explicación teológica más madura de
ciertos temas, como por ejemplo, la colegialidad, la libertad religiosa, la
reforma litúrgica
8.
Cada verdadero católico debería sólo estar contento y agradecer a Dios, cuando
la Fraternidad San Pío X con todos sus sacerdotes y familias Católicas, de las
cuales la mayoría son católicos fieles, fuera reconocida por la Santa Sede,
para que así hubiera una nueva considerable fuerza para una renovación de la
Iglesia según la mente de los Santos, de nuestros antepasados y de la verdadera
intención del Papa Juan XXIII, la intención que se demuestra en sus discursos y
especialmente en los borradores de los documentos (schemata) que este Papa
ordenó preparar y que él personalmente aprobó.
9.
La situación actual de la Iglesia es similar a la de la crisis Arriana en el
siglo IV: hay una batalla naval en la noche, donde los enemigos de la Iglesia
atacan con vehemencia la gran nave de la Iglesia, mientras que al mismo tiempo
pequeños barcos de varios grupos Católicos verdaderos se atacan unos a otros,
en lugar de hacer una defensa común contra los enemigos.
Le
doy el permiso para utilizar estas mis aclaraciones y difundirlas. Dios lo
bendiga,
+
Athanasius Schneider
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"Estos son mucho más peligrosos y funestos que los enemigos declarados, ya porque sin ser notados, y quizá sin advertirlo ellos mismos, secundan las tentativas de los malos, ya también porque se muestran con apariencias de probidad y sana doctrina, que alucina a los imprudentes amadores de conciliación, y trae a engaño a los honrados, que se opondrían al error manifiesto" (Pío IX).
"(…) Yo, haciendo mías las palabras de Pío IX... concluyo este apartado diciendo: Nos hallamos en días de confusión y desorden, y en estos días se han presentado hombres cristianos, católicos... lanzando a los cuatro vientos palabras de término medio, de transigencia, de conciliación. Pues bien, yo tampoco titubeo en declararlo: esos hombres están en un error, y no los tengo por los enemigos menos peligrosos de la Iglesia. No es posible la conciliación entre Jesucristo y el diablo, entre la Iglesia y sus enemigos, entre catolicismo y liberalismo. No, seamos firmes: nada de conciliación; nada de transacción vedada e imposible. O catolicismo o liberalismo. No es posible la conciliación” (Mons. Exequiel Moreno).
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En relación con esto:
EL ESPÍRITU DEL CAPÍTULO DE JULIO 2012: ¿ESPÍRITU DE TOLERANCIA O ESPÍRITU CATÓLICO?
Ya son tres años desde que tuvo lugar el capítulo de 2012. Viendo hacia atrás todos los acontecimientos que le siguieron, podemos pensar legítimamente que las decisiones tomadas por esta asamblea sembraron más dudas, más perplejidades y lágrimas, que alegrías a los católicos fieles a la Tradición.
Este capítulo fue esencialmente la obra de Mons. Fellay. Orientó a la FSSPX a una nueva vía sin retorno, vía más práctica que debía preparar a la FSSPX y a sus miembros a integrarse por etapas a la iglesia conciliar, estimando protegerse de las influencias modernistas.
Más allá del aspecto discutible e irrealista de este acercamiento con la Roma conciliar, es necesario plantear un aspecto de este capítulo que no ha sido manifestado. Queremos hablar de su espíritu.
El espíritu del capítulo de 2012 no fue un espíritu de Fe, hay que decirlo. Este capítulo fue, conscientemente o no, un espíritu de tolerancia debido a la peor aceptación que pudo hacer.
Tolerancia de la iglesia conciliar que es aceptada y tomada como la esposa legítima, ya que se contemplan nupcias con una prostituta mediando seis condiciones prácticas.
Los capitulares de hecho admitieron y aceptaron la idea increíble de que la verdad podía mezclarse y coexistir en igualdad con el error. Que la Tradición santa y multisecular de la Iglesia podía y debía (mediando algunas garantías) mezclarse y vivir con la peor especie de herejía que es el modernismo. ¿No es este el ideal masónico? ¿No es este su ideal para llevar a todas las «religiones» a hacerse una sola bajo la égida del Anticristo? La Tradición Católica, siendo la única que aseguraba poseer la verdad, era lógico que la masonería introdujera toda su malicia y su poder para obtener lo que el Capítulo de 2012 concedió. El pequeño grano de incienso de la apostasía…
Porque este espíritu de cohabitación entre el error y la verdad (la verdad pidiendo condiciones de superviviencia al error) es todo menos católico. Nada es más intolerante con el error y el pluralismo religioso que la Fe Católica.
La Historia de la Iglesia es la historia de esta intolerancia.
¿Qué son los mártires ? Intolerantes en materia de Fe, que prefieren los suplicios a profesar el error. ¿Qué son los símbolos ? Fórmulas de intolerancia que regulan lo que es necesario creer y que imponen a la razón los misterios necesarios. ¿Qué es el papado (normal)? Una institución de intolerancia doctrinal, que por la unidad jerárquica mantienen la unidad de la Fe. ¿Para qué los (buenos) concilios ? Para detener las desviaciones de las formas de pensar, condenar las falsas interpretaciones del dogma, anatemizar las proposiciones contrarias a la Fe.
Antes del 2012, la FSSPX era claramente intolerante hacia el error modernista y no contemplaba ninguna cohabitación con la Roma actual (en las decisiones de los capítulos precedentes, en la mayoría de sus miembros… un poco menos en su jefe, que no ha dejado de deslizarse y que lleva a todo el mundo en su deslizamiento).
Pero los buenos sacerdotes y obispos no quisieron escuchar esta voz pérfida y falsa. Y prefirieron ser los testigos de la intransigencia y la unicidad de la verdad católica, e incluso pasar por cismáticos.
Desde el 2012 un espíritu de tolerancia sopla a pleno sobre esta estructura. Antes de 2012, nosotros tratábamos a la iglesia conciliar como se debía, es decir, como una secta que está en el error y que no merece más que ser nombrada como tal. Esta iglesia conciliar se escandalizó y no había dejado de reclamar la tolerancia respecto a ella (a su concilio, a sus novedades, etc.) ella parecía llamar a los católicos diciéndoles: "nosotros queremos soportarlos en nuestro seno (conciliar) ¿por qué no nos toleran? ¿Por qué tanto odio ?, etc.".
Pero, dirán ustedes, el capítulo parece haber puesto barreras aparentemente difíciles de franquear para llegar a un acuerdo, a una firma. Muchos se tranquilizan con este simple hecho y de que no hay firma (poco se necesita para tranquilizar a un enfermo).
Poco importa : el principio de una mezcla ha sido establecido, es un espíritu nuevo que se ha planteado. La aceptación teórica de un acuerdo o de una cohabitación más o menos agradable entre el error y la verdad.
Ahora bien, nosotros lo decimos, no hay ninguna mezcla entre la luz y las tinieblas en el seno de la Iglesia. Los buenos papas han condenado todos esos errores que conducen a la humanidad actual al indiferentismo, al caos religioso y político y nosotros rechazamos el pactar, ni siquiera un poco, con ella y aportar nuestro crédito, nuestra alma, nuestro tiempo (¡y nuestro dinero!). Un sacerdote cuya energía se consagra, entre otras cosas, a sacar a las almas del error y del mal, ¿podría aceptar que su propia congregación esté marcada por el sello de esta infamia?
¿Qué es lo que siguió? ¿En qué se convirtió la obra providencial del Arzobispo Marcel Lefebvre después del capítulo? El espíritu de Verdad se fue. Dicho de otro modo, el Espíritu Santo, que no puede soportar la mezcla de verdad y de error no puede obrar normalmente en una institución que pretende hacer coexistir los dos. ¿Quién cree poder vivir teóricamente con una mujer adúltera sin cargar la mancha ?
¿Qué hace el cielo entonces para responder a esto?
El Espíritu Santo continúa su obra : por un lado deja que el espíritu de aquí abajo actúe en esta institución que antes fue su instrumento de elección y permite la ceguera de las almas que no quieren ver la gravedad de las decisiones del capítulo de 2012. Esto es evidente por ejemplo desde que el motivo de las grandes decisiones ya no es la defensa intransigente de la verdad católica, sino la búsqueda de una especie de modus vivendi con el mundo (branding) y con la Roma conciliar (armonía cordial).
Esta falta de espíritu católico se resiente lógicamente en todos los niveles : los procesos canónicos que no tuvieron por finalidad hacer brillar la justicia y la verdad, sino dar un barniz de sentencia para satisfacer a la autoridad; las relaciones con las autoridades conciliares que se desarrollan “en espíritu cordial”, las nominaciones, que ya no tienen como fin poner a los más capaces, experimentados e inteligentes, sino poner a los amigos; las declaraciones públicas vacías, las relaciones tensas con los que antes eran “las comunidades amigas” porque son demasiado “intolerantes”; las mutaciones que deben terminar de una vez por todas con la era antiliberal de la FSSPX…
Ante tal deformación del fervor católico, los fieles desorientados tienen el derecho de preguntarse si la verdad y el espíritu de verdad todavía están allí.
Este es el negro rostro de esta nueva orientación.
Por otro lado, el Espíritu Santo suscita almas generosas y sufrientes por el honor de la verdad y de la Santa Iglesia.
¿Busca usted la verdad en la tierra? Busque la Iglesia intolerante. Busque sacerdotes y obispos intolerantes. Porque los errores saben hacerse mutuas concesiones en la medida que tienen un padre común: "Vos ex patre diabolo estis". La verdad, hija del cielo, es la única que no capitula.
Pues la Verdad, como Dios, no muere jamás.
Para concluir, diremos que el capítulo de 2012 es como la línea de demarcación entre la zona libre (católica) y la zona ocupada (germano-suizo y liberal). Hay quienes aceptan y hay quienes rechazan. Es la línea de partición entre la Iglesia maestra y propietaria de la verdad y el mundo, que rechaza el reino integral de la verdad.