PÁGINAS

miércoles, 30 de octubre de 2013

LAS CONTRADICCIONES DEL P. BOUCHACOURT




Dice el P. Bouchacourt en el editorial de la última edición de la revista Iesus Christus (destacamos ciertas partes en negrita):

... "duele comprobar que este discurso claro haya desaparecido hoy en día de la boca de las autoridades de la Iglesia Católica. En nombre de la libertad religiosa exaltada durante el Concilio Vaticano II, ya no hay nadie que defienda los derechos de Dios sobre los hombres y la sociedad. Ayer los Papas pedían a los gobernantes proteger y sostener la Iglesia, como así también ajustar las leyes civiles a la ley divina expresada en los Mandamientos. ¡En la actualidad todo es al revés! Lo único que la Santa Sede pide a las autoridades civiles es que concedan libertad a la Iglesia Católica: la libertad de coexistir junto a las otras religiones. Leamos estas palabras del Papa Pablo VI dirigidas a los gobernantes: “¿Y qué pide ella de vosotros, esa Iglesia, después de casi dos mil años de vicisitudes de todas clases en sus relaciones con vosotros, las potencias de la tierra (…) no os pide más que la libertad: la libertad de creer y de predicar su fe; la libertad de amar a su Dios y servirle; la libertad de vivir y de llevar a los hombres su mensaje de vida”.

Muy bien dicho, Padre, porque no atreverse sino a pedir libertad para la Iglesia es una retirada cobarde causada por el espíritu liberal. Es una rendición. Es una traición. Pero ¿no se da cuenta usted de su contradicción, P. Bouchacourt? Por un lado critica usted que las autoridades de la Iglesia cobardemente pidan libertad y no se atrevan a más, y al mismo tiempo usted defiende que la FSSPX no se atreva a otra cosa que a pedir libertad a los modernistas destructores de la Iglesia, ¿o acaso la primera condición del capítulo del 2012 no dice exactamente los siguiente?:

"La libertad de conservar, transmitir y enseñar la sana doctrina del Magisterio de la Iglesia y la constante de la Verdad inmutable de la Tradición divinamente revelada; libertad para proteger, corregir, reprender, incluso públicamente, a los responsables de los errores o las innovaciones de la modernidad, el liberalismo, el Concilio Vaticano II y sus consecuencias".

«Observen hasta qué punto la visión del Capítulo ha cambiado en relación a la de Mons. Lefebvre. Ya no es “Roma que debe convertirse porque la Verdad es absoluta”, sino que ahora solamente “la Hermandad SPX pide la libertad para ella misma de decir la Verdad”. En vez de atacar la traición Conciliar, la Hermandad SPX ¿solicita ahora a los traidores que le den el permiso de decir la Verdad?» (Mons. Williamson, Eleison 268, 1-9-12).

Además, según esto, usted, P. Bouchacourt, junto con los demás acuerdistas, es partidario de que se conceda a la FSSPX la "libertad de coexistir" con los herejes modernistas, ¿o no? Entonces, ¿por qué critica a las autoridades eclesiásticas que piden "la libertad de coexistir junto a las otras religiones"? ¿No ve su contradicción? ¿A qué estamos jugando?

Y otra cosa: usted dice que la libertad religiosa fue "exaltada durante el Concilio Vaticano II". ¿Por qué no dice directamente que la libertad religiosa fue exaltada por el Concilio Vaticano II? ¿Por qué no acusa inequívocamente al concilio? ¿Busca excusarlo? ¿Sigue acaso la línea diplomática de Mons. Fellay, que muchas veces ha intentado exculpar al maldito concilio, con el que, por lo demás, dice estar de acuerdo en un 95%? ¿Usted también aprueba el 95% del concilio?

Y también dice usted que "duele comprobar que este discurso claro haya desaparecido hoy en día de la boca de las autoridades de la Iglesia Católica" ¿Y cree usted que Monseñor Fellay es un ejemplo de "discurso claro"? ¿No es más bien un modelo de "discurso ambiguo" y de conducta errática? Y este "discurso ambiguo" en tiempos de apostasía general provocada por ¡la ambigüedad liberal!, ¿no es una verdadera y propia traición? Y no nos venga con que Mons. Fellay ha criticado al Papa en USA hace un mes, porque el siguiente mes ambos pueden estar de abrazos y firmando el acuerdo práctico. La crisis de la FSSPX ha demostrado que resulta imposible confiar en superiores ambiguos, vacilantes y poco transparentes como Mons. Fellay. Padre Bouchacourt: sepa que también "duele comprobar que este discurso claro haya desaparecido hoy en día de la boca de las autoridades de la FSSPX"