PÁGINAS

jueves, 15 de agosto de 2013

¿RETRACTACIÓN O FARSA?.- POR ARSENIUS.



Las palabras y los escritos de Monseñor Fellay, especialmente en el año 2012 relativos a sus posiciones tomadas respecto a las “hazañas” progresistas de la Iglesia (la pequeñez de las herejías y la libertad religiosa del Vaticano II, la aceptación del nuevo Código de Derecho Canónico la validez de todos los nuevos sacramentos, la legitimidad de la Nueva Misa, la integridad de Benedicto XVI y su seriedad en cuanto a la situación y la vida de la Iglesia, la fe profunda Francisco ...), escandalizaron tanto a los tradicionalistas -con toda justicia-  que vio la necesidad de "volver sobre sus pasos." Esto ocurrió sobre todo en su "Declaración",  que firmó junto con Mons. Tissier de Mallerais y Mons. de Galarreta, el 27 de junio de este año 2013. Pero esta “vuelta atrás”, aunque aparentemente se realizó, tanto en el plano doctrinal como el el práctico-prudencial,  todo indica que no fue así. Vamos a ver por qué.

Demos la palabra al Padre de Cacqueray en su “Carta a los Sacerdotes del Distrito de Francia” del día 2 de julio de 2013. En cuanto al aspecto doctrinal de la “vuelta atrás”, él dice: Después de haber retirado la Declaración doctrinal del 15 de abril de 2012, y después de haber recordado las posiciones de la Fraternidad en la última Carta a los amigos y benefactores, nuestro Superior general comunica ahora esta otra Declaración. En cuanto al aspecto práctico-prudencial: después de haber planteado la pregunta yo mismo a los Superiores, me respondieron que esta segunda hipótesis 1 supondría un Papa que no fuera ya modernista. Y el Padre de Cacqueray asegura que: a) “Esta segunda hipótesis no tendría como consecuencia la “aceptación de un reconocimiento canónico” y que b) “si un papa liberal y modernista  reconociera a nuestra Fraternidad el derecho e incluso el deber de atacar los errores y los fautores de errores en la Iglesia”, deberíamos “preguntarnos si esto no podría también disimular una táctica, o  si este papa no designaría, por las palabras de liberalismo y de modernismo, otra cosa que lo que realmente son”.

¿No está todo claro? No. Veamos lo que dijo Monseñor Fellay en una entrevista a la revista del Distrito de América del Norte (número de mayo-junio, fecha muy cercana a la “Declaración”) respecto a la “vuelta atrás” en el plano doctrinal:

A la pregunta:  “¿Qué le dice a aquellos que afirman que usted planeó (o todavía planea) transigir en el Concilio y con la iglesia posconciliar?” él responde: “Es pura propaganda de gente que quiso dividir la Fraternidad. Yo no sé por qué ellos tienen estas ideas. Obviamente ellos usaron una situación muy delicada el año pasado para acusar al Superior de cosas que nunca hizo o tuvo la intención de hacer. Nunca tuve la intención de comprometer la Fraternidad. Sin embargo, pregúntese: ¿A quién beneficia el ver a la Fraternidad dividida, si no es a los enemigos? A aquéllos que dividen a la Fraternidad con su dialéctica, deben reflexionar el por qué hacen lo que hacen. En esto, quiero decir Monseñor Williamson y los sacerdotes que lo siguen”.

Es decir, la declaración doctrinal de 15 de abril de 2012 fue "propaganda pura y simple", ciertamente difundida de manera calumniosa por “Monseñor Williamson y los sacerdotes que lo siguen." Y si Monseñor Fellay "nunca tuvo la intención de comprometer los principios de la Hermandad" ¿por qué  entonces retiró la mencionada "Declaración"?

Veamos también lo que dijo Monseñor de Galarreta, uno de los dos signatarios de la “Declaración” del 27 de junio de 2013, en su entrevista (también reciente, el 7 de abril de este año), respecto de la “vuelta atrás” en el plano práctico-prudencial:

“La realidad nos incita a no hacer depender un eventual acuerdo de una gran autocrítica de Roma, sino de una atribución de garantías reales que Roma, tal cual ella es, permitiera a la Fraternidad permanecer tal como es, a saber, tradicional, misionera, opuesta a los errores conciliares y a la revolución litúrgica.

Obsérvese que Monseñor de Galarreta a) no exige la condición de que el Papa ya no sea modernista (tal como lo dijo el Padre de Cacqueray), se conforma con una Roma “tal cual ella es” actualmente; b) tiene en vista “un eventual acuerdo” a diferencia de lo que declaró el Padre de Cacqueray para tranquilizar las conciencias.

En conclusión: al parecer estamos ante una táctica (o más crudamente, ante una mentira) mas que ante una retractación. Y lo más espantoso es que se está engañando y "desarmando" a las personas sinceras y deseosas de mantenerse fieles a las enseñanzas de Monseñor Lefebvre, como parece ser el caso del P. Cacqueray. Esto nos recuerda las palabras del arzobispo, en referencia al documento del Vaticano II sobre la libertad religiosa: es "como el polvo en los ojos."

"¿Quo ibimus?" ¿A dónde nos conduce todo esto? No puedo más que parafrasear las palabras de nuestro Señor: ¡quien tenga ojos para ver, vea! "Ne Cadant in obscurum!".

Arsenius



1. Es decir, el párrafo 11 de la "Declaración", que dice que el orden de la iglesia sería restaurado o el rápido retorno a la Tradición o gradualmente con el reconocimiento explícito del derecho de la Fraternidad San Pío X a profesar de manera íntegra la fe y rechazando los  errores que le son contrarios, con el derecho y el deber de oponerse públicamente  a los errores y sus fautores, sean quienes sean.