Mientras que la expulsión del obispo Williamson es
un hecho, nos encontramos con que cada parte intenta sacar partido de la situación que
se está creando.
Por un lado, la Comisión Ecclesia Dei reconoce que con la partida del obispo Williamson, desaparece un gran obstáculo
en el proceso de reconciliación y recuerda que las puertas
están siempre abiertas. “Después de treinta años de separación,
es comprensible que haga falta tiempo para asimilar la sustancia de los
recientes acontecimientos” Esta apertura, sin embargo, parece bastante relativa, ya que estamos hablando de asimilar la sustancia de los últimos acontecimientos.
Por
otro lado, en la Fraternidad San Pio X, los acuerdistas registran la adhesión
sensacional de Monseñor de Galarreta, por un texto evocador aparecido en
internet el pasado 22 de octubre.
En cuanto a Monseñor Williamson, él parece dispuesto a ponerse a la disposición de quien lo pida para todo lo que concierna al ministerio episcopal: confirmaciones, ordenaciones o… consagraciones. “Dios tiene sus razones para permitir que pase lo que está pasando”. Este es el sentido de lo que él llama la Iniciativa San Marcelo, creada recientemente. Garantizamos que, en cuestiones eclesiales, su libertad de maniobra será más y más grande…
Esta salida es un nuevo navajazo a la legitimidad de Monseñor Fellay, quien hasta ahora podía presentarse con una legitimidad colegial, incluyendo no solamente su Consejo sino que, de manera colegial, los cuatro obispos consagrados por Monseñor Lefebvre. Esta dimensión colegial desapareció. No queda mas que la autoridad de Monseñor Fellay quien, desde el 2004, prueba la dificultad de gobernar sin ninguna estructura jurídica, sin ninguna posibilidad de apelación, de una manera que se comprueba ser cada vez más absolutista.