PÁGINAS

jueves, 8 de noviembre de 2012

MONSEÑOR LEFEBVRE Y EL CARDENAL RATZINGER



Lamentamos mucho tener que repetir « usque ad nauseam » lo que Monseñor Lefebvre pensaba de Ratzinger. Nos vemos obligados en razón de la terquedad de ciertos tradicionalistas que llegan a imaginarse que un acuerdo práctico es posible con este papa que osa proponer a los fieles festejar el año de la fe (¿cuál fe?) con la iglesia conciliar.


 Introducción :

Ahora está comprobado que Benedicto XVI desea ardientemente un acuerdo canónico con la FSSPX. Muchos de los miembros de nuestra congregación parecen seducidos por esta oferta que les parece como una manifestación de bondad respecto a la Fraternidad. Estas son solamente las apariencias. La realidad es muy diferente. Para comprenderla, hay que remontarnos a la estrategia de los modernistas y a la experiencia de Monseñor Lefebvre. Bajo esta luz… el “regalo” se ve muy diferente.

I) El objetivo de los modernistas romanos anteriores y actuales: la aceptación del Concilio, de la liturgia y del catecismo conciliares

Monseñor Lefebvre comprendió muy bien cuál era el objetivo de los modernistas romanos y lo expresó en la conferencia de prensa histórica que tuvo lugar en la vigilia de las consagraciones episcopales:

« Personalmente yo fui con recelo… Siempre tuve un sentimiento de recelo  y tengo que confesar que siempre pensé que todo lo que ellos hicieron fue para conseguir reducirnos a aceptar el Concilio y a aceptar las reformas posconciliares”. (Grabación a partir de 13’50”)
Cerca de 25 años después de las consagraciones, constatamos que el objetivo de los modernistas romanos no ha cambiado. El Padre de la Rocque, en una conferencia, (N. del T. 18 de mayo de 2012) enuncia varias veces, de manera clara y explícita, que el objetivo de los modernistas romanos era hacernos aceptar el Concilio Vaticano II, las reformas litúrgicas y el catecismo conciliar:

« Diez días antes (del comienzo de las discusiones) en la prensa circuló un rumor lanzado por Roma según el cual a los que intervienen por parte de la FSSPX y que llegaron hace poco a Roma para la primera cita, se les presentará un texto de adhesión a todas las enseñanzas del concilio Vaticano II, de reconocimiento canónico de la legitimidad de la nueva misa, de aceptación del nuevo código canónico, etc. El rumor fue lanzado y era real. Nosotros recibimos, tanto Monseñor Fellay como los cuatro que asistimos y que éramos miembros de la comisión, un texto de Roma para firmar una fórmula de adhesión a todas las enseñanzas del Concilio Vaticano II” (11’50″)

« Mientras todo transcurría, lo que apareció de manera cada vez más clara, es que el moderador de los debates, que era Monseñor Pozzo, el secretario de Ecclesia Dei, en retrospectiva me parece muy claro que su misión era encontrar la fórmula de adhesión al concilio y a la nueva misa, suficientemente explícito para satisfacer las exigencias romanas, y suficientemente hábil para que pudiéramos firmar. Y efectivamente, de reunión en reunión, teníamos esos textos de adhesión reformulados sin descanso que reaparecían sea sobre nuestra mesa o algunas veces bajo la mesa luego de una comida muy bien servida con Monseñor Pozzo quien, por debajo, decía “¿qué piensan ustedes de este documento?” Por ejemplo, acerca de la nueva misa, tuvimos cuatro o cinco fórmulas diferentes de adhesión que nos propusieron para nuestra firma. Y siempre, siempre, el objetivo fue hacernos aceptar la legitimidad de la nueva misa. Siempre. Esta ha sido la óptica fundamental de Monseñor Pozzo durante todos los debates en los que fue moderador. Yo creo que por todo, cerca de una docena o quizá quince fórmulas de adhesión diferentes se nos propusieron sucesivamente (16’30”)

« De hecho estas discusiones han sido dirigidas por parte de los romanos con este eje fundamental, hacernos aceptar una fórmula de adhesión a las enseñanzas del Concilio y a la nueva misa”. (24’40”)

Ante esta constante de los modernistas romanos de querer imponer el Vaticano II como las reformas litúrgicas que se le derivaron, y teniendo además frente a los ojos los numerosos ejemplos de lo que la aplicación práctica de un adhesión a los modernistas romanos acarrea (Fraternidad San Pedro, Campos, IBP, Redentoristas…) es claro que un acuerdo con estos mismos modernistas romanos constituye una grave imprudencia.

II ) Cómo percibió Monseñor Lefebvre el rol del Cardenal Ratzinger en esta estrategia.

Si hubo una constante en Monseñor Lefebvre, fue el de la desconfianza que tuvo al cardenal Ratzinger. El expresó públicamente y de manera muy explícita en la conferencia de prensa que tuvo lugar la vigilia de las consagraciones episcopales de 1988:

« Yo creo que la Santísima Virgen nos protegió de ponernos en las manos del Cardenal Ratzinger porque siendo el Cardenal Ratzinger presidente de la Comisión Romana con otras cuatro personas de Roma contra dos de la Tradición, estaríamos evidentemente sometidos, ese hubiera sido nuestro patrón” (24’40”) Los últimos años de su existencia y después de más de diez años de tratar al  cardenal Ratzinger, Monseñor Lefebvre expresó muy claramente a sus seminarista lo que pensaba de este personaje. Sus declaraciones se encuentran en las conferencias espirituales que pronunciaba regularmente en el seminario de Ecône.

 a) Ratzinger, el liberal bajo el aspecto de tradicionalista :

  En este sínodo, ¿que vamos a presenciar ? Vamos a presenciar no ya una lucha entre los conservadores, es decir entre los católicos y liberales, mas bien presenciaremos a una lucha entre los mismos liberales… Oh si, siempre es así… Ahora hay liberales un poco moderados, además los liberales que siempre quieren ir más allá, los liberales más absolutos. Entonces los vamos a ver peleándose entre ellos porque son ellos los que han introducido el liberalismo en la Iglesia, son los que actualmente detentan el poder en Roma. Son ellos, es el papa y todos los que son como el papa. Como Ratzinger y todos los cardenales que ocupan actualmente Roma, son liberales. Ellos son los que presionaron en el interior del Concilio Vaticano II, que nos han lanzado fuera, que nos querían muertos, que escondieron las firmas contra el comunismo, que actuaron de una manera odiosa, que rechazaron todos los esquemas que fueron preparados antes del Concilio. Ellos actuaron de una manera inimaginable, tratándonos como parias. Entonces llegaron al poder, ganaron el poder. Ellos empezaron a perseguir a todos aquellos que estaban por el pasado de la Iglesia. Y todavía están en su lugar. (…) Es por eso que quizá habrá un poco de peleas durante este Sínodo, es posible. Pero no será una pelea para el regreso de la Tradición. No. Es casi imposible. Basta leer el libro del Cardenal Ratzinger que dice expresamente: “El Concilio es la Iglesia de hoy en día, la cuestión ya no es regresar al pasado de la Iglesia. Eso ya es el pasado. Esto es todo, ya no es cuestión de regresar al pasado… ¡Y el pasa por el más tradicionalista! Entonces nos preguntamos verdaderamente por qué se asustan de las pocas palabras que dijo el Cardenal Ratzinger. Deberían pensar que por lo menos es tan liberal como ellos, por lo que no tienen que temer, no tienen nada de que preocuparse. Pero como el Cardenal Ratzinger tiene el poder hoy en día y está obligado a defender algo de Roma, por lo menos no puede decir “si, amén” a todo lo que los obispos quisieran hacer, entonces hay oposiciones y dificultades, evidentemente”. (Monseñor Lefebvre, Conferencia espiritual del 28 de octubre de 1985)

 b) Imposibilidad de discutir con el Cardenal Ratzinger.

« Y esta declaración que se hizo respecto a los Judíos en Roma… nos preguntamos si hemos leído bien, si es posible… si es posible que se diga que todavía esperamos la llegada del Mesías: como los judíos actuales esperan todavía al Mesías, ¡nosotros también esperamos al Mesías!

¡Increíble, increíble! Nos preguntamos verdaderamente dónde estamos y que es lo que pasa en la Iglesia…

Todo eso viene de ese liberalismo, viene de este contagio que se introdujo en el interior de la Iglesia. Ya no hay verdades fijas, ya no hay dogmas, ya no hay definiciones. No se quiere definir las verdades. Es por eso que nos es casi imposible discutir con esas gentes. Cuando les decimos algo, ellos tienen esa idea de que la verdad está viva, la Iglesia está viva,  por lo que siempre está evolucionando…

 Es por eso que el Cardenal Ratzinger dijo : -El Vaticano II es la Iglesia de hoy en día… pues bien, entonces ya no es la Iglesia de hoy en día porque el Concilio Vaticano ya pasó… bueno si, es absurdo, pero así es. Para ellos es una evolución continua. Entonces no se puede discutir con ellos. Cuando lo he puesto contra la pared planteándole lo de la libertad religiosa y Quanta Cura, el me dijo: -Pero Monseñor, ya no estamos en los tiempos de Quanta Cura/ … entonces yo le dije: Mañana ya no estaremos en el tiempo de lo que usted dice/ … Es absurdo. Se llega al absurdo… ¿Cómo podemos discutir con gente como esa?"

  c) Imposibilidad de no ver que Ratzinger es un revolucionario.

« Los invito vivamente si pueden leer y traducir el artículo del último número de Si, si; No, no que acaba de aparecer: ¿A dónde conduce Juan Pablo II su fidelidad al Concilio? Y les aseguro que es un artículo bien hecho, bien argumentado que demuestra claramente, como cita las palabras del Cardenal Ratzinger: El Concilio o la devastación de la Iglesia –Syllabus contra el contra-Syllabus, porque el cardenal Ratzinger dijo: -Si, en efecto, el Concilio Vaticano II ha sido un contra-Syllabus-… ¡Lo dijo explícitamente, no se esconde! Es el 89. El lo dijo, un contra-Syllabus en la medida que representa una tentativa para reconciliar oficialmente la Iglesia con el mundo, el mundo que evolucionó desde 1789… ¡si esto no es claro, yo no sé que les falta! (…)

Yo lo viví durante el concilio, yo lo he vivido desde el Concilio, todo el tiempo, desde hace veinte años, yo no puedo negar que Roma está bajo la influencia de la masonería. Roma está bajo la influencia de los masones. Esto es cierto, miren: reconciliar con los principios del 89, ¡los principios masónicos! Esto es lo que dijo el Cardenal Ratzinger, no lo esconde! El Vaticano II es un esfuerzo para reconciliarse con el 89. ¿Se dan cuenta? ¡Es aterrador! Entonces, cuando en este artículo él dice –yo no lo hice, si yo lo hubiera hecho sería acusado de ser sedevacantista- lo hizo un tal Marcus, al cual yo no conozco, pero les aseguro, les recomiendo su artículo.

Entonces mis queridos amigos, hay que saber escoger en la vida ante los acontecimientos… Hay que verlos tal cual son, no hay que cerrar los ojos diciendo : -yo no quiero ver eso. Es muy duro, muy fuerte, es demasiado terrible. Es terrible, pero si Dios lo quiere, si Dios nos pone ante estas circunstancias ¿qué vamos a hacer? ¿Vamos a abandonar la fe? ¿Nos dejaremos, como los otros, partir a la deriva?” (Monseñor Lefebvre, Conferencia espiritual del 20 de mayo de 1986)

d) ¿Ponerse entre las manos del Cardenal Ratzinger? “No podemos” –dijo Monseñor Lefebvre.

« Hay que saber que en esta comisión romana hay siete miembros: cinco por Roma y dos por la Fraternidad. ¡Es inadmisible! Imagínense la presión de los miembros, de los cuales el presidente, el vicepresidente y otros tres miembros estarán en contra de dos miembros de la Fraternidad. Es imposible. Es echarle mano a toda la obra de la Tradición, y mucho mas en vista de que  esta comisión está encargada, justamente, de realizar la reconciliación. Esto es lo que dice el protocolo. Ella está encargada de realizar la reconciliación en la práctica, porque ella es la que se relacionará con nosotros directamente, con todas las congregaciones femeninas, con todas las congregaciones de hombres, dominicos, franciscanos, benedictinos, etc. Estaríamos todos en fila, ante la comisión de Roma, esperando cualquier cosa, a pedir cualquier cosa… esperar sus órdenes, en definitiva. ¡Así es! Y como el Cardenal Ratzinger es el presidente de la comisión sería ponernos prácticamente en sus manos… Eso no es cualquier cosa, hay que reflexionar antes de aceptar una cosa parecida!

 [...]

En una entrevista del Cardenal Ratzinger a un periódico alemán y que nos envió el señor Saventhem, dice explícitamente:

« Siempre hay dificultades cuando hay un concilio. Están los que abusan. Están los que no quieren. Y entre aquellos que no quieren tenemos actualmente a los sedevacantistas… y además aquellos que son aparicionistas, no se les tiene en cuenta. Pero evidentemente está la organización de Monseñor Lefebvre que es bastante importante con sus 200 sacerdotes, sus 500 lugares de culto, sus seminaristas, sus religiosos y religiosas que tiene alrededor… pero desgraciadamente están apegados al pasado de una manera absolutamente inadmisible, porque es inadmisible que en la Iglesia haya un grupo que se niega a estar en sintonía con la Iglesia en todo el mundo…”

Es absolutamente su espíritu evolutivo. Siempre es la misma cosa: la Tradición es lo que se hace hoy en día. El pasado es el pasado, ya no es cuestión el regresar al Syllabus. Este es su espíritu: actualmente hay que ir con nuestros tiempos. Por lo tanto, hay que ser del Vaticano II, hay que ser seguidores del Vaticano II.

Para ellos es inadmisibles que haya grupos que se opongan a eso. Eso lo tienen bien metido en la cabeza, nos quieren hacer llegar como los de Dom Augustin, los de Fontgombault, una Voce… Nosotros no queremos.

Ante este peligro he reunido en Notre Dame du Pointet a los responsables de las diferentes obras tradicionales. Les dije:

-« Yo no quiero ponerlos en las manos del Cardenal Ratzinger sin advertirles… Necesito que me den sus impresiones… ¿Están ustedes de acuerdo si o no ?

Evidentemente, en su conjunto han estado en contra. Sobre todo las religiosas. Ellas dijeron: -“No, estas gentes que vendrán de Roma para endoctrinarnos y hacernos un montón de preguntas, querrán regresarnos a nuestra antigua congregación, no, no queremos a esa gente, absolutamente no”… Las comprendemos. Ellas dijeron: “Ustedes son sacerdotes, tienen su vida, su Misa, etc… pero nosotras, pobres religiosas, ¿qué será de nosotras?”… Eso fue como un grito de angustia. Las comprendo muy bien. Delante de Dios, pienso que debemos continuar como estamos”. (Monseñor Lefebvre, Conferencia espiritual del 9 de mayo de 1988)

e) ¿Cuál es la Fe del Cardenal Ratzinger según Monseñor Lefebvre?

« Lo que es grave en el Cardenal Ratzinger es que pone en duda la realidad misma del Magisterio de la Iglesia. Pone en duda que haya un Magisterio permanente y definitivo en la Iglesia. Eso no es posible. El ataca la raíz misma de las enseñanzas de la Iglesia, la enseñanza del Magisterio de la Iglesia. Ya no hay verdades permanentes en la Iglesia, verdades de fe, por consecuencia ya no hay dogmas en la Iglesia. Esto es radical, evidentemente es herético ¡Es horrible, pero así es!

Vemos la fe que se va, que se va, desaparece, ellos lo dicen de una manera más clara, mas evidente. Para ellos nosotros no somos católicos, ellos son los católicos. ¿Por qué? Porque ellos están en las sedes episcopales… ¡esa no es una razón! Como dijo San Atanasio: Ustedes tienen las Iglesias, nosotros tenemos la fe… ¡Ellos tienen las sedes episcopales, nosotros tenemos la fe! Nosotros somos los católicos, es evidente”. (Monseñor Lefebvre, conferencia espiritual del 8 de febrero de 1991).

Debemos ahora responder a la objeción que se expresa frecuentemente entre los que favorecen el acuerdo de la FSSPX con los modernistas romanos: "Las declaraciones de Monseñor Lefebvre tienen más de 25 años. El Cardenal Ratzinger se convirtió en Benedicto XVI. Su pensamiento es ahora mucho más tradicional".

III) ¿El Cardenal Ratzinger contra Benedicto XVI ?

 Se puede constatar que, acerca de la persona del Cardenal Ratzinger, Monseñor Lefebvre siempre tuvo una posición constante. Siempre hubo una misma opinión en el pensamiento de Monseñor Lefebvre: el fundador de Ecône juzgó al cardenal Ratzinger de liberal, modernista y sobre todo no quiso estar sometido a su poder.

Si bien Monseñor Lefebvre evidentemente no pudo ver la actuación de Benedicto XVI, el paralelo entre las acciones de Juan Pablo II y las de Benedicto XVI son suficientes para saber el pensamiento de Monseñor Lefebvre. Por eso, es útil consultar el libro “Pedro, ¿me amas?” del padre Daniel Le Roux del cual Monseñor Lefebvre redactó el epílogo. La segunda parte del libro es particularmente útil para constatar la perfecta continuidad entre Juan Pablo II y Benedicto XVI. La parte titulada “Juan Pablo II y el orden sobrenatural” trata de las relaciones entre Juan Pablo II y las otras religiones, en particular el protestantismo, el judaísmo y el Islam. Esto es lo que dijo Monseñor Lefebvre en el epílogo:

“La lectura de las páginas anteriores que presentan el verdadero rostro de Juan Pablo II son aterradoras y llenan el alma católica y romana de espanto y tristeza. Suscita también graves problemas para la fe de un católico fiel, problemas a menudo insolubles y que explican la perplejidad y la confusión que invaden a los más sólidos espíritus y a los cristianos más convencidos. […] A la Roma modernista que prosigue su obra de demolición de la fe y de la cristiandad, es un deber repudiarla, adhiriéndose a la Roma de siempre, proclamando más que nunca la necesidad del Reino Universal de Nuestro Señor Jesucristo y de su Santísima Madre María Reina. […]”.

He aquí un breve resumen de las acciones más destacadas de Benedicto VI a este respecto:

 -   19.08.2005 : Visita a la sinagoga de Colonia.

-   30.11.2006 ; Oracion en la mezquita de Estambul ;

-   21.10.2007 : Reunión interreligiosa de Nápoles;

-   28.04.2008 : Visita a la sinanoga de Nueva York;

-   15.07.2008 : J.M.J. de Sidney con su liturgia « inculturada y sus rituales paganos ;

-   12.05.2009 : Visita a la mezquita del Domo de Jerusalén;

-   12.05.2009 : Ritual judío en el muro de las lamentaciones;

-   17.01.2010 : Visita a la sinagoga de Roma ;

-   14.03.2010 : Participación activa en el culto luterano en Roma;

-   01.05.2011 : Beatificación de Juan-Pablo II ;

-   27.10.2011 : Reiteración del escándalo de Asís.

Entonces ¿Qué hubiera dicho Monseñor Lefebvre ante esta lista de Benedicto XVI repitiendo con una frecuencia que va en aumento, los actos escandalosos de su predecesor?

Galería fotográfica de algunos de esos escándalos: